Sin forzar sus tendones ni dañar vasos sanguíneos, los búhos pueden girar su cabeza 270 grados, al más puro estilo de la niña del exorcista.
Para un ojo desentrenado, podría parecer una cuestión de magia, pero los científicos de la escuela de medicina de la Johns Hopkins University han encontrado la explicación a un fenómeno que aún no tenía explicación.
Los seres humanos, al igual que otros muchos animales, pueden mover sus ojos y su cuello, pudiendo así explorar una habitación sin problemas. Los búhos, carecen de movilidad ocular, lo que les lleva a tener que ejercer una torsión mucho mayor en sus cuellos que otros animales.
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